Este es el cuarto laboratorio del ciclo Cuerpo sin Órganos. En esta ocasión, junto con Juan Llano Borbolla, hablaremos, jugaremos y extirparemos los órganos que componen la idea de cuerpo desde la teoría.
Programa
Miércoles, 25 de septiembre: 19:30
Jueves 26 y viernes 27 de septiembre: 11:00 - 19:30
Disertaciones, amputaciones, opiniones, juegos y mutaciones
"Es obvio que nos ofrecemos al mundo con las cosas que nuestros padres nos legan; que si los ojos de uno, que si el temperamento de otro... Cosas que a su vez fueron ya adquiridas de generaciones anteriores; que si la nariz aguileña de la abuela o el viejo orgullo de ya no se sabe qué lejanísimo antepasado. También parece evidente, al margen de carácteres y físicos familiares, que en el lote de la herencia a repartir se encuentran las contingencias de un tiempo y un lugar determinado que nos gestionan, nos educan, nos administran y nos someten a sus leyes; es decir, que "organizan" y vienen a completar un cuerpo que hasta ahora estaba lleno sólo de información genética siempre aparente, visible, sensible. Circunstancias que, lo mismo que sombras, piden a gritos que las carguemos sobre nosotros para manifestarse en un circular constante por nuestros padecimientos de costumbre, incluso en los gestos más sencillos. En esto básicamente se resume la idea del cuerpo-órgano que según lo anterior puede querer decir un cuerpo gestado, estructurado y construido de acuerdo a particularidades no sólo genéticas, sino también históricas, sociales y educacionales que se han sumado a nuestras vidas desde el origen de la existencia. Y es precisamente por esto último, por ser el cuerpo (con órganos) un constructo histórico, por lo que es susceptible a todo tipo de revisión que nos ayude a repensar su génesis, su línea de desarrollo y desde aquí determinar, si en algún caso fuera posible, a qué y hacía dónde apunta.
Señalar la posibilidad de deshacernos de "lo construido" como el que abandona a la ruina más absoluta la estructura -tanto social como material- que le ha servido de escudo y máscara a través de un larguísimo devenir generacional, significaría la recuperación de lo Naturante, es decir, de lo genésico, de lo creativo, de lo poiético desde lo germinal sobre lo Naturado, que viene a ser lo ya intervenido, la naturaleza pervertida, lo humano demasiado humano. Pero, como en todo caso clínico, conviene preguntarse una y otra vez -aún después de analizar detalladamente cada síntoma y antes de llegar a un diagnóstico definitivo- cómo hacerse un cuerpo sin órganos y, acto seguido evaluar pormenorizadamente las posibles respuestas que surjan en el proceso indagatorio para mejorar cualquier acercamiento a algo tal vez próximo a una conclusión que, por ahora, puede resultar, al menos para los escépticos, imposible. No obstante –escepticismos a parte-, (en el caso de poder ser) el hecho de conquistar la des-organización corporal y hacer tábula rasa de cualquier vivencia pasada, supondría la liberación encarnada, ahora sí, en un cuerpo sin órganos ubicado en aquella región salvaje dónde todo tiene su nacimiento. El problema surge si, lejos de abrir una línea de libertad, lo que estamos haciendo es, por el contrario, generar una nueva construcción de lo corporal desde una factibilidad sin proyecto que lo envuelva que, en el mejor de los casos, se puede traducir por un fluir sin razonamiento o, por ser todavía más optimista, como la disponibilidad para un más allá de ese cuerpo y esa corporeidad que sobre nosotros han edificado fantasmas propios y ajenos.
Entretanto, seguir por el camino de la experimentación y las infinitas conversaciones como mejor solución para revisar nuestras afirmaciones originales... hasta dislocar las mandíbulas por reírnos demasiado."
Cerrada
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