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Palabras que son órganos. Fantasmas que son órganos. Deseos que son órganos.

¿Qué nos pertenece? ¿Qué nos ha sido dado “matando” nuestro verdadero ser/desear?

Muero cuando me dices quién soy (palabra), de donde vengo (fantasma) y qué quiero (deseo). Y si…¿mato en vez de morir?

El lenguaje además del objeto, sentimiento, o idea que define, conlleva una ética. Una ley que lo limita y que por lo tanto le da una identidad. Un fantasma.

Así cada palabra lleva el fantasma que la escribe. Por ello, cada experiencia es única en función de la narrativa del que la presenta. Esto es de cómo ha construido las palabras, órganos, que le dan forma.

¿Cómo definirnos sin servirnos de nuestro nombre, edad, origen, familia, profesión, gustos o aficiones, traumas, miedos, sociedad, amores?…Sin todo eso que nos ata a lo concreto.

En un acto de búsqueda de la IDEA global, única, pura se pretendía aprehender la obra literaria con el fin de sonsacar su esencia. No obstante, este deseo es imposible. Pues cada vez que nos acercamos al horizonte de la idea finita, la esencial, la verdadera; nos cargamos de nuevos órganos con los que dar un paso. Es una tarea sin fin. No hay un interior y exterior delimitado con claridad. Si nos deshacemos de los órganos, no tenemos capacidad para orientar nuestro movimiento.

No comprometas tu deseo, no renuncies al Otro, puesto que tu deseo es el Otro y por lo tanto tu esencia de vida. Rozar la locura para poder olisquear el verdadero deseo que nos pertenece.

Pues hasta morir la única opción siempre es matar, siempre matar.”

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